domingo, 3 de febrero de 2008

Pierre Bourdieu - Sobre la televisión y otros males mayores

Tomado de La Vaca

Así comienza el sociólogo francés Pierre Bourdieu su ensayo "Sobre la televisión":

"He decidido ofrecer por televisión estas dos conferencias para tratar de ir más allá de los límites de la audiencia normal de un curso del Collége de France. Pienso que la televisión, a través de los diferentes mecanismos que intento describir de forma sucinta pone en muy serio peligro las diferentes esferas de la producción cultural: arte, literatura, ciencia, filosofía, derecho; creo incluso, que pone en peligro la vida política y democrática".

Así, sin demoras, presentó su tesis desarrollada durante dos ciclos emitidos por París Premiere en mayo de 1996, pero que hoy adquieren una dimensión diferente. Si Bourdieu piensa antes y mejor, es oportuno entonces releerlo ahora que televidentes y especialistas están más a punto para recepcionar estas ideas, hervidos como están por la programación actual, cuyo adjetivo más respetable es solo uno: bizarra.

Pero Bourdieu no solo analiza a la televisión, sino al periodismo en general y los periodistas, en particular, acerca de lo cual dice: "el periodismo es una de las profesiones en las que hay más personas inquietas, insatisfechas, indignadas o cínicamente resignadas y en la que es muy común la expresión (sobre todo entre los dominados, por supuesto) de la ira, la náusea o el desánimo. Pero estamos lejos de una situación en la que estos despechos y rechazos pudieran convertirse en una auténtica resistencia, individual y, sobre todo, colectiva."

Y hay más:

"Uno de los motivos por los que los periodistas son peligrosos es que como no siempre son muy cultos, se asombran de cosas que no tienen nada de extraordinario y permanecen indiferentes ante otras que son absolutamente portentosas".

Aquí resumimos algunos conceptos:

Narciso: ¿Por qué, a pesar de los pesares, la gente hace todo lo posible por aparecer en la televisión? Creo que al aceptar participar sin preocuparse por saber si se podrá decir alguna cosa se pone claramente de manifiesto que no se está ahí para decir algo, sino por razones completamente distintas, para dejarse ver y ser visto. Al no contar con una obra que les permita estar continuamente en el candelero, no tienen más remedio que aparecer en la pantalla con la mayor frecuencia posible. De este modo, la pantalla del televisor se ha convertido hoy en día en una especie de fuente para que se mire en ella Narciso, en un lugar para exhibición narcisista.

Magia&Censura: Los prestidigitadores tienen un principio elemental, que consiste en llamar la atención sobre una cosa distinta a la que están haciendo. Una parte de la acción simbólica de la televisión consiste en llamar la atención sobre unos hechos que por su naturaleza pueden interesar a todo el mundo. Se trata de hechos que, evidentemente, no deben escandalizar a nadie, en los que no se ventila nada, que no dividen, que crean consenso, pero que por su propia naturaleza no tocan nada importante. Y si se emplean unos minutos tan valiosos para decir unas cosas tan fútiles, tiene que ser porque esas cosas fútiles son, en realidad, muy importantes en la medida en que ocultan cosas valiosas.

Cadena Nacional: Se dice siempre, en nombre del credo liberal, que el monopolio uniformiza y la competencia diversifica. Nada tengo contra la competencia; me limito a observar que, cuando ésta se da entre periodistas o periódicos sometidos a unas mismas imposiciones, a unos mismos anunciantes, se homogeneiza. No hay nada más que comparar las portadas de los semanarios: los titulares de unas publicaciones se repiten. Lo mismo suceso con los informativos televisivos o radiales de las grandes cadenas: solo el orden de las noticias cambia.

Pensar: La televisión no resulta muy favorable para la expresión del pensamiento. Establece un vínculo negativo entre la urgencia y el pensamiento. Existe un vínculo entre el pensamiento y el tiempo. Y uno de los mayores problemas que plantea la televisión es el de la relación entre pensamiento y velocidad. ¿Acaso la televisión, al conceder la palabra a pensadores supuestamente capaces de pensar a toda velocidad no se está condenando a no contar más que con fast thinkers, con pensadores que piensan más rápido que su sombra? La respuesta es que, creo, se trata de gente que piensa con ideas preconcebidas. Esas ideas que flotan en el ambiente, banales, convencionales, corrientes. Por eso, el problema de la recepción de estos mensajes no se plantea: no pueden recibirse porque ya han sido recibidas. La comunicación es instantánea porque, en un sentido, no existe. O es sólo aparente. Los fast thinkers proponen fast food cultural, alimento cultural predigerido, prepensado.

El círculo: Aquello que los norteamericanos llaman agenda (aquello de lo que hay que hablar, los temas editoriales, los problemas importantes) está definido cada vez más por la televisión. Si un tema llegar a ser propuesto por los periodistas de la prensa escrita no crece si la televisión no lo menciona, lo orquesta y lo dota, solo por eso, de una eficacia política. Como consecuencia, una determinada categoría de periodistas, contratados a golpe de talonario por su docilidad para someterse sin escrúpulos a las expectativas del público menos exigente; es decir, lo más cínicos o indiferentes a cualquier planteamiento político son los que tienden a imponer su valores, sus preferencias, sus formas de ser y pensar, su "ideal humano" al resto de los periodistas.

Manifiesto: "Poner de manifiesto las imposiciones ocultas a las que están sometidos los periodistas ya las que, a su vez, someten a todos los productores culturales no significa -¿hace falta decirlo?- denunciar a unos responsables, poner en la picota a unos culpables. Significa tratar de brindar a unos y otros una posibilidad de liberarse, mediante la toma de conciencia, del dominio de esos mecanismos y, tal vez, exponer el programa de una acción concertada entre artistas, escritores, científicos y periodistas, que ostentan el (cuasi) monopolio de los instrumentos de difusión. Sólo una colaboración de esas características permitirá trabajar eficazmente con la vista puesta en la divulgación de los logros más universales de la investigación y también, en parte, en la universalización práctica de las condiciones de acceso a lo universal.



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